lunes, 22 de octubre de 2007

Rutina, bendita rutina

Hola gente. Lo cierto es que he estado algo remolón estas últimas semanas y no me ha dado por escribir mucho, pero bueno, aquí me tienen de nuevo para ponerles al día de las últimas buenas nuevas de mi vida.
Como muchos de ustedes saben ya, empecé a trabajar de profe de inglés en empresas y en un colegio donde doy clases al mismísimo hijo del Demonio. Sí, Lucifer tiene un nene al que, para no herir sensibilidades, conoceremos hereinafter con el nombre de Eduardito. Eduardito es peludo, pequeño, tan suave como si fuera de algodón... pero solo en apariencia. Eduardito es el mismísimo Satán, todas las iras del mundo concentradas en una miniatura de metro diez a la que nadie puede poner freno. El bueno de Eduardito pasa la mayor parte de la hora que dura nuestra clase hablando con el que tiene al lado -en el mejor de los casos-, tirando su silla al piso, botándose al suelo en plancha y rodando de un lado al otro de la clase al estilo croqueta de bacalao, golpeando a sus compañeros... en definitiva, el niño no es, precisamente, un ejemplo del buen saber estar.
No obstante, parece que Eduardito ha aprendido en los últimos días que si él es el hijo de Lucifer, yo soy el hijo de Elsa Pérez, y tengo una mala leche que no se puede aguantar cuando me tocas la moral. Su padre siembra odio y temor, mi madre es capaz de abrir una puerta blindada con una tarjeta de crédito. Salvando las distancias, ambos progenitores son igual de maléficos. Así que Eduardito tuvo la brillante idea de sacar los cromos de fútbol que tan habitualmente aparecen en toda aula infantil en mitad de mi explicación. Y ahí que me avalancé sobre ellos. El pobre Eduardito, consumido por la ira y la rabia, me miró con ojitos de cordero degollado -será mamón... ¡pero si lo dejan es él el que mata al cordero!-. Fue entonces cuando Eduardito entendió que si le toca las pelotitas a Beneharito, este será muy cabroncito y hará sus cromitos pedacitos. Y desde entonces, Eduardito es suave, como si fuera de algodón. Esperemos que dure la racha.
Ya comencé el santo máster. La verdad es que parecía que este día no iba a llegar nunca. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que de antemano conocía a tres personas que cursan algún máster en esta universidad. La más significativa, sin lugar a duda, es Eva Centurión Benito -alias Eva Cinturón Bonito. Para describir a Eva en una palabra podemos usar... déjenme que piense... "peculiar". Lo más que admiro de ella es su capacidad inmensa para crear mundo paralelos en los que poder vivir de manera intermitente y, en ocasiones, simultánea. Me alegra mucho tenerla por aquí; hablar con ella siempre es una experiencia gratificante.
Este fin de semana vienen a visitarme mis Rinconete y Cortadillo personales. Sí señores, por fin vienen en conjunto Aixela y Jésica: la invertida y la gran tarajala. Este se presenta como un fin de semana repleto de lujuria y desenfreno, así que voy a empezar a dormir en exceso para poder dedicar el mayor tiempo despierto con estos elementos de la naturaleza natural.
En resumidas cuentas, mi vida se reduce a "me levanto, voy a trabajar, vuelvo, voy al máster, los micrófonos, vuelvo a casa, ceno, los micrófonos y me acuesto".
Y ahora, los tambores. Nos vemos prontito.
Un beso a todos